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¿Quiénes son los Hermanos Musulmanes?

25/07/2012 2 comentarios

Desde la primavera árabe, y en especial desde los derroteros que tomaron las revueltas en Egipto, el nombre que más se repite en la prensa internacional es el de los Hermanos Musulmanes. Su poder se puede acrecentar aún más en la zona si, al final, triunfa la ofensiva contra el régimen de al-Assad en Siria. Una organización casi desconocida en Europa, pero extraordinariamente influyente en el conjunto de la sociedad musulmana. ¿Quiénes son y que pretenden estos hermanos de fe? Una pregunta que pocos medios de comunicación han intentado responder y que, sin duda, tiene una respuesta compleja y sorprendente.

La organización fue fundada por Hasan al-Banna, considerado por muchos como el padre del islamismo moderno, en 1928, tras la caída del Imperio Otomano. En sus comienzos, se trataba de una organización exclusivamente egipcia, pero muy pronto evolucionó hasta convertirse en una de las más fuertes y poderosas organizaciones panislámicas.

Debemos explicar algunos conceptos asociados al islam que resultan desconocidos en occidente. Umma es la concepción de comunidad o nación de musulmanes; se opone al concepto watan, territorio o nación histórica. Es algo así como la diferencia que existe entre identidad cultural y nación. La identidad cultural puede ser compartida por diferentes naciones y está por encima de las diferencias raciales; la nación está relacionada con el territorio y el establecimiento histórico de fronteras.

Hasan al-Banna, quien formó parte de una cofradía sufí durante algún tiempo, defendió siempre la unidad de la comunidad musulmana por encima de las cuestiones territoriales: al-islam, din-dawla o el islam, religión y estado.

El grupo, no obstante, también era férreo anticomunista. Esto les llevó a defender posiciones ultraliberales en lo económico, ganándose el apoyo de buena parte de la burguesía árabe, y a colaborar con occidente contra los intentos de la Unión Soviética de controlar la región mediante gobiernos títere.

En 1953, por ejemplo, el presidente Eisenhower los recibió en la Casa Blanca. Esta visita oficial era más que simbólica: recibió a los Hermanos Musulmanes durante su primer año de mandato, antes incluso que a presidentes de gobiernos aliados. En aquel momento, eran ya uno de los referentes occidentales en el mundo árabe.

Said Ramadan, un destacado líder histórico de los Hermanos Musulmanes, fue – con probabilidad – agente de la CIA o del M16 británico, encargado de proveer de fondos y equipo a la resistencia egipcia contra Nasser. En aquellos años, la alianza de Jordania, Siria y Egipto había provocado la Guerra de los Seis Días en la que Israel humilló al nacionalismo panárabe. Y Nasser, quien sería considerado un héroe de la Unión Soviética, se había alineado claramente a favor de las dictaduras comunistas y declarado guerra eterna a los judíos.

La posición pro-occidental de los Hermanos Musulmanes le valieron su casi exterminio en Siria. Sin embargo, su mensaje político seguía muy alejado de las democracias occidentales. De hecho, siempre han reivindicado el fin de la influencia occidental en la región. Su lema fue, a partir de esa época y hasta la actualidad, al-islam huwa al-hall o el islam es la solución.

Lo único que unió en el pasado a los Hermanos Musulmanes y occidente fue un enemigo común.  El panarabismo inspirado por Nasser se apoyaba en las ansias de revolución social de los pueblos árabes y gozaba del apoyo de la Unión Soviética. Se apoyaba en un derecho positivo, no estrictamente religioso. La Hermandad Musulmana rechazaba esta deriva comunista y defendía un modelo estrictamente islámico, defendiendo la hudud o parte de la ley islámica – conocida como sharia – dedicada a los delitos “religiosos” como el consumo de alcohol, la fornicación, el adulterio o la blasfemia; partidaria de la Qisas o ley del “ojo por ojo” y de los castigos corporales, en especial los latigazos (ochenta para las acusaciones no probadas de sexo ilícito), amputación (de mano en caso de robo) y lapidación (adulterio).  

Caído el régimen soviético era cuestión de tiempo que también se desmoronasen los regímenes árabes que, aunque en teoría no alineados, habían sido complacientes con los dictados de Moscú. Vieja alianza que, en parte, aún se niega a romperse del todo.

Entre los años setenta y ochenta, la Hermandad Musulmana desarrollo un “estado paralelo” en toda la región del Próximo y Medio Oriente. Un sistema social, sanitario y educativo, que cubría aquellas necesidades a las que no llegaba el Estado. Este modelo de organización, basado en la caridad y la formación religiosa, fue adoptado por Hamás en Palestina, organización a quienes muchos consideran el brazo palestino de los Hermanos Musulmanes.

Durante la década de los 90, se acusó a los Hermanos Musulmanes de los atentados contra objetivos turísticos en Egipto. Pero tras los atentados del 11 de Septiembre, los Hermanos Musulmanes condenaron la violencia y repudiaron públicamente a Bin Laden.

En la actualidad, aseguran que pretenden ser una fuerza política democrática, al estilo de la democracia cristiana europea. Esta declaración de intenciones no es creída por gran parte de la comunidad internacional. A pesar de ser la única fuerza organizada que podría conducir a la región hacia la democracia, existen numerosas incógnitas alrededor de este grupo, sobre su voluntad y objetivo último.

En primer lugar, la propia situación de Siria. A nadie se le escapa que los Hermanos Musulmanes están a favor del derrocamiento de al-Assad y apoyan a las guerrillas insurgentes. Una coincidencia más con occidente, mayoritariamente en contra del régimen sirio, pero que no deja de mostrar el carácter violento y paramilitar que esta organización – o algunas de sus facciones – puede  llegar a desempeñar en los conflictos árabes.

En segundo lugar, y quizás más determinante, sea el aumento de las incursiones en territorio israelí de Hamás desde que los Hermanos Musulmanes se hicieron con el control de Egipto.

Según varios medios israelís, los hermanos Musulmanes habrían pedido a Hamás que atacase Israel, facilitándoles también equipo militar. De hecho, hace pocos días, un escuadrón de Hamás se adentró treinta kilómetros en los territorios de la Franja de Gaza equipados con uniformes de camuflaje, chalecos antibalas y armamento y explosivos militares.

El futuro de los Hermanos Musulmanes está aún por escribir. Todos los esfuerzos de occidente se están centrando en apoyar el proceso egipcio y garantizar la estabilidad en el país. Una transición rápida hacia la democracia y una mejora de la situación económica de Egipto podría ser determinante hacia una transición de los Hermanos Musulmanes hacia posiciones más moderadas y democráticas. El fracaso en Egipto podría, también, reforzar las facciones más integristas del movimiento y provocar un aumento exponencial del islamismo en toda el área.

Europa duerme, como casi siempre, plácida y abstraída del mundo. Como si aquello que está pasando tan cerca de nuestras fronteras no fuera con nosotros. No es de extrañar, basta con darse cuenta de la pasividad hacia los propios problemas para comprender el grado de pasotismo de Europa hacia el resto del mundo, y en especial a los países árabes. El problema es que cualquier cosa que ocurre en el Próximo y Medio Oriente tendrá una rápida repercusión en Europa. Y en relación con los Hermanos Musulmanes, que nadie sea tan ingenuo de creer que es un fenómeno ajeno a Europa. La organización de los Hermanos Musulmanes también está presente en Europa, con especial estructura en Francia, Reino Unido y España.