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Posts Tagged ‘Reino Unido’

Rajoy y sus cosas

El Presidente del Gobierno, en el transcurso de unas jornadas económicas organizadas por el prestigioso The Economist, hizo una defensa cerrada del bipartidismo y aseguró que en España no había <<partidos estrafalarios>> y de <<derivas pocos deseables>>. Quiero pensar que, el señor Rajoy, aún estaba cansado por las cumbres europeas y que habló para, entre otras cosas, tranquilizar a los inversores que allí estaban y dar una imagen de gobernabilidad en el exterior. Lo digo porque, si cree realmente que España va a continuar aceptando un bipartidismo a lo Cánovas y Sagasta, la lleva cruda. E igual podríamos decir del Psoe, encantado también con este discurso de cerrazón bipartidista.

Se argumenta la estabilidad que supone la existencia de dos grandes partidos turnándose en el poder, y sobre todo, concentrando grandes cuotas de poder territorial en Comunidades Autónomas, Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos. Como ejemplo paradigmático, se pone el caso del Reino Unido, Estados Unidos y Francia. Sin embargo, se olvidan de explicar algunas diferencias sustanciales. En el Reino Unido, los partidos nacieron desde el Parlamento; fue un proceso de creación, digamos que interno. Fueron los parlamentarios quienes se agruparon en dos grandes fuerzas, que por cierto, no eran los dos grandes partidos de hoy. Conservadores y Liberales se turnaron en el poder hasta la aparición del Laborismo, que relegó, pero no excluyo a los Liberales, quienes ya convertidos en Liberal – Demócratas han roto con el bipartidismo tradicional y forman coalición con los toris. Además, a nivel local y en Irlanda y Escocia, la pluralidad es máxima. Para colmo, los parlamentarios – y esta la cuestión de fondo – no tienen disciplina de voto, y en más de una ocasión no dudan en cuestionar abiertamente las decisiones del gobierno aunque sea de su propio signo político.

En Estados Unidos ocurre prácticamente lo mismo. Es verdad que Republicanos y Demócratas se turnan en el poder. Pero el concepto de partido en Estados Unidos es más parecido al que tenemos en Europa de una plataforma electoral. Además, en los estados, juegan un papel muy importante los independientes, en Florida por ejemplo, Charlie Crist, antiguo gobernador republicano se presentó como independiente al senado. Es algo habitual que esto ocurra, incluso que algunos políticos se lleguen a presentar por los dos partidos. Además, no es cierto que los partidos americanos concurran solos, en realidad, cada uno es apoyado por una pléyade de pequeñas formaciones y grupos de presión internos. Por ejemplo, sólo en los republicanos encontramos entre las principales organizaciones la Log Cabin Republicans, Liga de los Gays y Lesbianas Republicanas; Republican Main Street Partnership, Alianza Republicana de la Calle Main; Republican Leadership Council o Consejo de Liderazgo Republicano, que junto a la anterior forman el núcleo moderado del partido; la National Federation of Republican Assemblies, Federación Nacional de Asambleas Republicanas, que son los Teoconservadores; etc. Todas estas organizaciones (y otras muchas) tiene  una existencia propia al margen del Partido Republicano, y presentan sus propios candidatos a las primarias o pactan entre varios la presentación de un candidato conjunto. En cualquier caso, como ocurre en el Reino Unido, los senadores y los congresistas no están sujetos a ninguna disciplina de partido, y responden sólo ante quien los eligió.

En Francia, el sistema es mayoritario y está concebido para el bipartidismo, pero al contrario de lo que ocurre en España, los dos grandes partidos son proclives a integrar en sus candidaturas y sus gobiernos a los partidos más pequeños, configurándose más que dos partidos, dos bloques, el eje izquierdo y el eje derecho, ambos muy plurales. De hecho, Hollande ha integrado a los verdes en su ejecutivo. Además, en las elecciones regionales y municipales, el vencedor obtiene la mayoría absoluta, pero el resto se reparte proporcionalmente entre el resto de las fuerzas políticas. Así garantizan la representación de todas las tendencias. Para presentarse a segunda vuelta es necesario obtener el 5% de los votos en la primera ronda, pero la ley admite que varios partidos se coaliguen para sumar este tanto por ciento.

Además, tanto en Francia como en Estados Unidos, la elección del ejecutivo es presidencial, separando así el aparato legislativo y ejecutivo, dando lugar, en muchas ocasiones a la llamada cohabitación, es decir, cuando el ejecutivo tiene que gobernar con un parlamento del bloque político contrario.

Como ejemplo del desastre multipartidista se pone, con mucha frecuencia, el caso de Italia. Pero en realidad, el problema surgió en la alianza de unidad nacional contra el Partido Comunista, el cual después se terminó hundiendo solo (bueno, con alguna ayudita), la elevada corrupción y el largo brazo de la mafia.

Otros países, como Holanda, Bélgica, Suiza, Dinamarca, la propia Alemania o Israel, con el Parlamento más plural que conozco, acabaron hace mucho con el bipartidismo. España debe hacerlo. Está en manos de los dos grandes abrir el campo, tanto en el Congreso como en las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos, es integrar a nuevos partidos con los que poder formar gobiernos de coalición. Y deben hacerlo a la vez que logran regenerar sus propios partidos. De lo contrario, nos dirigiremos, entonces sí, a la italianización de nuestra política. Riesgo que existe si no se ataja con firmeza la corrupción y los dos grandes partidos se hunden electoralmente.

Nunca es buena idea estar contra los tiempos. Tanto el PP y el Psoe deben darse cuenta que las cosas ya nunca serán como antes. El tiempo de los rodillos democráticos ha pasado. La gente clama en la calle soluciones a la crisis económica, a los problemas sociales que esta ha creado y a la regeneración democrática. Una regeneración que pasa, sin lugar a dudas, porque las instituciones dejen de ser  una multipropiedad del PP y del Psoe.

 

¿Cómo es la ley hipotecaria en Europa?

Leyes hipotecarias europeas:

Grecia: Existe una moratoria que impide a los bancos echar de las viviendas a los inquilinos si esta es su residencia habitual.

Alemania: El banco cancela el préstamo y exige la totalidad de la deuda. El propietario dispone de seis meses para refinanciar con otra entidad o vender la vivienda antes de que sea embargada.

Reino Unido: El proceso de desahucio es uno de los más complejos de su ordenamiento, plagado de trámites y posibles recursos que dilatan al máximo los plazos para su ejecución. Si finalmente el banco se queda con el inmueble, es el precio de venta y no el de adjudicación el que termina por cubrir el préstamo. Si no fuese suficiente para cubrir la deuda, el banco puede reclamársela al deudor, pero esto puede declarar la bancarrota (igual que una empresa) y eludir así el pago.

Irlanda: En Irlanda, los impagos se abordan a través del denominado Proceso de Resolución de Deuda Hipotecaria, que en muchas ocasiones termina con la reestructuración de la deuda o en la dación de la vivienda para evitar un largo proceso judicial del que las entidades bancarias huyen como gato escaldado.

Holanda: Son muy habituales los procesos de reestructuración de deuda. No son nada infrecuentes los casos en los que la deuda y la propiedad se transfieren a un tercero que cobra al inquilino un alquiler. Hay incluso empresas dedicadas a esto. Los bancos colaboran mucho en la búsqueda de alternativas, pues está muy mal considerada socialmente la ejecución de una deuda de manera no amistosa. Tanto que el daño a la imagen de las entidades no compensa. En cualquier caso, si no queda más remedio que ejecutar, es el propietario quien vende la vivienda y queda así zanjada la deuda. Pero esto ocurre muy pocas veces.

Noruega: Si el propietario no puede hacerse cargo de la vivienda, está obligado a ponerla en venta. Durante el tiempo de venta puede residir en ella. La vivienda nunca es subastada ni se la puede adjudicar el banco. Esto obliga a las entidades a que condonen parte de la deuda para abaratar el precio del inmueble (pues el propietario no está obligado a venderla por menos de la deuda, a fin de que la venta resuelva el préstamo), comprarla al precio estipulado, o esperar.

Italia: Existe una moratoria para todos los desahucios de familias con ingresos iguales o inferiores a 27.000€.

Francia: Existe una comisión denominada de Sobreendeudamiento. Esta depende del Banco Central y arbitra cuando no hay acuerdo entre la entidad y el propietario a fin de reestructurar la deuda y autorizar moratorias. Si aún así, no fuese posible hacer frente a la hipoteca, queda el llamado <<restablecimiento>>, que consiste en vender los bienes propiedad del deudor para cancelar la deuda. Si aun así, la deuda no fuese cubierta enteramente, el restante se condona.

Aprobada la tramitación de la ILP que pide la dación en pago y una moratoria en los desahucios, existen elementos en el Derecho Comparado suficientes para impulsar una reforma profunda, que acerque nuestra legislación a la del resto de los países de nuestro entorno y ponga punto y final al drama social que vive nuestro país. ¿Estará el PP a la altura de las circunstancias? 

De vencedores y vencidos

La política se ha desprestigiado tanto que compite con los reality show. Los políticos reciben clases de interpretación, aprenden a gesticular en público y cuidan la escenografía como si fuesen a rodar la segunda parte de Lo Que El Viento Se Llevo. Algunos, incluso se visten y maquillan como galanes de cine.

Los medios de comunicación tienen mucho que ver con esta degradación de la política en espectáculo de masas. No es de extrañar que, cada vez que acaba una cumbre europea, la mayor parte de los periódicos, radios y televisiones se pregunten ¿Quién ha ganado? ¿David Cameron o Hollande? Como si un acuerdo presupuestario fuese un partido entre el Real Madrid y el Barcelona. Partidos en los que, en ocasiones, siquiera importa ya el resultado; sólo el duelo RonaldoMessi. El morbo por bandera.

Pero mientras algunas dan por ganador a los contribuyentes netos, es decir a Alemania (que se ha encontrado un aliado sorprendente en el Reino Unido) y por derrotado a Hollande, lo cierto es que los únicos que perdemos somos los europeos. Es el sueño de una Europa unida, fuerte y próspera el que se va por la alcantarilla.

La decisión de claudicar ante las teorías de la austeridad es un error de bulto. Ni España, ni Francia, ni Italia debían haber accedido al acuerdo. Este no sólo refuerza el carácter germanófilo de la UE, sino que también destruye las aspiraciones de solidaridad intercomunitaria por más de una década. Crea, además, un conflicto. O al menos, lo larva. El Parlamento Europeo puede revelarse y vetar el acuerdo. Aún está por ver si los europarlamentarios los tendrán puestos en su sitio o se acojonarán en el último minuto. Pero si el Parlamento Europeo cumple aquello que lleva meses anunciando y rechaza los presupuestos, surgirá un conflicto institucional grave en la UE. Se enfrentarán, y puede que a cara de perro, el poder legislativo elegido directamente por los ciudadanos de la UE, con el poder ejecutivo, creado a partir de la elección de gobiernos en cada país. Un conflicto que irá más allá de lo económico y lo institucional: la confrontación de las dos Europas: la de los Estados y la Europa de los ciudadanos.   

La pasividad que mata

Cuando gente tan dispar como Alejo Vidal-Quadras y Cayo Lara coinciden en algo, es que algo grave está pasando. En su blog de Intereconomía, el eurodiputado del PP solicitaba esta semana un Congreso Extraordinario del PP, que es lo mismo que decir <<váyase, señor Rajoy. Váyase>>. Cayo Lara lleva semanas pidiendo la dimisión del Presidente del Gobierno, en esto se adelantó a Rubalcaba, que no tiene los reflejos muy afinados últimamente.

Rajoy, por su parte, como quien oye llover. A lo suyo, que seguro que él sabrá lo que es, porque lo que somos los españoles, no tenemos la más remota idea de a qué puñeta dedica el tiempo. Anda, como siempre, esperando que la tormenta escampe. Ha sido su estrategia desde que entró en política: sentarse y esperar que el tiempo resuelva los problemas y sus rivales cometan errores que los precipiten al vacío. Pero esta vez no parece que la cosa vaya a darle buenos resultados.

Primero porque este no es tiempo de retóricas, es momento de acciones, y acciones contundentes, que no dejen lugar a dudas. Segundo, porque la sociedad española está cansada de esperar y la paciencia de todos tiene un límite, una frontera cada vez más cercana. Su pasividad está enfadando aún más que las noticias sobre presuntas corruptelas que inundan el mercado mediático.

Algunos dice que está cavando su propia tumba. Creo que tienen razón, la reelección la tiene muy difícil. Pero ese no es el problema. El problema es que tanto está cavando que en la fosa cabrán muchos. Por ahora, seis millones de desempleados y cientos de miles de empresas que han cerrado. En la tumba que está cavando terminará por enterrarse él y la esperanza de toda una generación. Y que la cosa quede ahí, porque cuanto más se enrarece el clima político, más gente se desencanta con la democracia.

El Presidente del Gobierno no puede seguir escondiéndose tras discursos vagos y segundos en la lista de los poderosos. Tiene que dar la cara. España no puede creer que esté gobernada por una televisión de plasma. Urge tomar medidas legislativas que garanticen la regeneración democrática. A la par, debe dar un giro a su política económica pese a quien le pese. Europa está a punto de estallar en mil pedazos. Los discursos en el seno de la Unión son cada vez más distantes unos de otros, y pende como una mortal amenaza la posibilidad de un referéndum en el Reino Unido que abriría la caja de Pandora. Es el momento de plantarse. De decir basta. Y exigir una integración política y la corresponsabilidad de todos en la resolución de los problemas que afectan a gran parte de los países de la Unión o romper la baraja. Me dolería más que a nadie, pues soy un europeísta ferviente; pero no podemos tolerar que Europa se convierta en el cortijo privado de Merkel y los demás profetas del Reich.

En alguna ocasión, Rajoy ya ha manifestado su contrariedad a las políticas de Merkel, pero no le acompañan los hechos. Tampoco puede decirse que valga mucho como comunicador. Tiene que actuar en los dos frentes abiertos. En el interior, favorecer cambios que garanticen un nuevo modelo democrático, donde los ciudadanos tengan más control sobre sus representantes públicos; esto es, listas abiertas y diputados que rindan cuenta a sus votantes en las circunscripciones por las que son elegidos y no las direcciones de los partidos. En el frente exterior, tiene que hacer piña con los países que exigen un cambio en la política económica de la UE, más integración política y democratización de las instituciones. Y debe hacerlo con la rotundidad de quien sabe que defiende lo que es justo, y que estará dispuesto a llegar hasta el final – incluso la salida de la UE y el retorno a la peseta – antes que continuar arrodillado y esclavo.

Esperar a que al enemigo se le agoten las balas mata a muchos soldados. Una sangría de vidas y sueños que España no puede permitirse. No puede continuar encerrado en la trinchera, debe cambiar de táctica y pasar a la ofensiva cueste lo que cueste. De lo contrario, esta guerra de desgaste terminará minando la moral de la sociedad y destruyendo a toda una generación. En su mano está hacer algo. En la nuestra, exigírselo día tras día, y pasarle la factura en cuanto tengamos la oportunidad. Y espero que sea pronto. 

Europa y el referéndum de Cameron

De las cosas más importantes que han ocurrido esta semana, la mayor es, sin ningún género de dudas, la propuesta del Primer Ministro británico para la celebración de un referéndum sobre la continuidad del Reino Unido en Europa. Que no se engañe nadie, si el referéndum se celebra y el Reino Unido decide marcharse, a la UE le quedarán horas de vida desde ese momento. Europa no puede construirse de espaldas a la sociedad anglosajona como tampoco puede hacerlo humillando y pisoteando a los países mediterráneos. La verdad es que la cuerbda se ha tensado en exceso, y los riesgos de que rompa son más ciertos que nunca.

El año que vine se celebrará el centenario del inicio de la I Guerra Mundial, a la que le siguió una segunda aún más cruel pero con idéntico enemigo. Muchos millones de europeos murieron para evitar una Europa bajo el yugo alemán. Y cien años más tarde, un nuevo Reich germano está a punto de alzarse en el viejo mundo. Esta no es la Europa que quieren los británicos, pero tampoco es la que los españoles deseamos; y desde luego, no la que nos prometieron.

Esta misma semana hemos asistido también a algo impensable hace apenas un par de años: un neonazi formará parte de la Comisión Contra la Discriminación del Consejo de Europa. Eleni Zaroulia, mujer del líder de Amanecer Dorado y conocida antisemita, formará parte del cupo heleno en un organismo nacido en 1949 para evitar el resurgimiento de las ideologías totalitarias y la discriminación contra el pueblo judío y las minorías étnicas.

No se equivoca Cameron al afirmar que Europa ha pedido su razón de ser. Sus críticas a la opacidad de las decisiones y al rumbo que está tomando la UE están más que justificadas. Si Europa no avanza hacia un proceso federal, democratiza sus instituciones y hace frente a los retos a los que se enfrenta el conjunto de la sociedad occidental, la UE pasará de sueño a pesadilla. De hecho, muchos ya están viviendo la pesadilla; y tarde o temprano querrán despertar.

En lo económico, además, son también rigurosamente acertadas las previsiones de Cameron: la UE perderá una tercera parte de su competitividad en los próximos veinte años de continuar la política económica por la misma senda que transita hoy. Confío – o más bien deseo de todo corazón – que el Reino Unido jamás se marche de la UE, pues son una parte esencial del alma europea; pero si al final se marchan porque el totalitarismo del nuevo Reich se hace definitivamente con el control, harán el último gran servicio a Europa: abrir la puerta por la que saldrán muchos, y esperemos que para entonces, no seamos los tontos de quedarnos los últimos una vez pare la música.

 

Gracias, Obama

Gracias Obama. Sea por interés o cariño, la ayuda de EE.UU. a España está siendo inestimable. Las declaraciones en las que asegura que el gobierno de EE.UU. está <<trabajando muy duro>> para asegurar que nuestro país recibe toda la ayuda que precisa de nuestros socios europeos, es algo más que una frase. Es una llamada de atención sobre Merkel y unos cuantos más. Una colleja que hacía falta que alguien les diese de una puñetera vez.

España nunca ha sabido elegir demasiado bien a sus aliados. Con frecuencia, hemos apostado por socios poco de fiar. Una parte importante del país parece sentir cierta fobia a los yanquis y amar apasionadamente a los Palestinos. Que lo disfruten.

EE.UU. está siendo el mejor socio de España en estos momentos, seguido de países como Reino Unido e Israel. Es la acción coordinada de la diplomacia de varios países la que está trabajando para que las metas de España en Europa se cumplan. Confío que esto sirva para darnos cuentas de lo absurdo de algunos prejuicios y seamos capaces de reorientar nuestra política exterior para hacer piña con aquellos que se lo merecen. 

ESTADOS UNIDOS DE EUROPA

Ahora que la derecha vestirá el discurso nacionalista y destapará las conjuras judeo– masónicas de las hordas europeas, me da en las narices escribir sobre el federalismo europeo.

España es un país con una deuda pública y un déficit inferior al del Reino Unido. Pero ellos se financian barato gracias al Banco de Inglaterra. Nosotros, por los errores que se cometieron en el diseño del euro, pagamos por nuestra deuda un interés insostenible. La diferencia está en el grado de soberanía económica y monetaria de los países.

O deshacemos el camino andado. Mandamos a la gran puñeta al euro y la madre que lo parió. O avanzamos hacia más Europa. Que nadie se llame a engaño: la salida del euro significa el final de la libre circulación de mercancías y personas. La situación en la que quedarían muchos países, como por ejemplo España, implicaría devaluaciones brutales de nuestra moneda. Sería insostenible la libertad de circulación de mercancías y personas en esas circunstancias.

La alternativa más inteligente sería avanzar hacia una unión económica y política más fuerte. Sin embargo, los nacionalismos chovinistas impiden que avancemos hacia esa Unión Federal Europea que tanto bien traería a todo el viejo continente. La falta de corrientes paneuropeas que defiendan de manera coordinada el federalismo europeo dificulta el camino. No se hacen políticas europeas porque no existe un sentimiento europeo.

Los partidos políticos europeos son uniones de partidos nacionales. No existe ningún partido verdaderamente paneuropeo en condiciones de articular un proyecto único en todo el continente. El gobierno mismo de la UE es intergubernamental, piensa en claves nacionales.

Europa debe – y los españoles deberíamos ser de los primeros – comenzar a pensar en términos unitarios y no de unión de países. Europa – y los españoles deberíamos ser los primeros – apostar por un Estado Federal Europeo.

¿Utopía? Si. Pero mejor ser utópico que paranoico. Por cierto, los Estados Unidos de Europa fueron propuestos hace un año por Úrsula von der Leyen, ministra de trabajo de Alemania. Pero el sueño viene de lejos:

<<Todas vosotras, naciones del continente, sin perder vuestras cualidades distintivas y vuestra gloria individual, os fundiréis estrechamente en una unidad superior y constituiréis la fraternidad europea, exactamente como Normandía, Bretaña, Borgoña, Lorena, Alsacia, todas nuestras provincias, se funden en Francia. Un día vendrá en el que no habrá más campos de batalla que los mercados que se abran al comercio y los espíritus que se abran a las ideas. Un día vendrá en el que las balas y las bombas serán reemplazadas por los votos, por el sufragio universal de los pueblos, por el venerable arbitraje de un gran senado soberano que será en Europa lo que el parlamento en Inglaterra, lo que la dieta en Alemania, ¡lo que la Asamblea Legislativa en Francia! (…) Un día vendrá en el que veremos estos dos grupos inmensos, los Estados Unidos de América y los Estados Unidos de Europa, situados en frente uno de otro, tendiéndose la mano sobre los mares>>.

Víctor Hugo. 

¿Quiénes son los Hermanos Musulmanes?

25/07/2012 2 comentarios

Desde la primavera árabe, y en especial desde los derroteros que tomaron las revueltas en Egipto, el nombre que más se repite en la prensa internacional es el de los Hermanos Musulmanes. Su poder se puede acrecentar aún más en la zona si, al final, triunfa la ofensiva contra el régimen de al-Assad en Siria. Una organización casi desconocida en Europa, pero extraordinariamente influyente en el conjunto de la sociedad musulmana. ¿Quiénes son y que pretenden estos hermanos de fe? Una pregunta que pocos medios de comunicación han intentado responder y que, sin duda, tiene una respuesta compleja y sorprendente.

La organización fue fundada por Hasan al-Banna, considerado por muchos como el padre del islamismo moderno, en 1928, tras la caída del Imperio Otomano. En sus comienzos, se trataba de una organización exclusivamente egipcia, pero muy pronto evolucionó hasta convertirse en una de las más fuertes y poderosas organizaciones panislámicas.

Debemos explicar algunos conceptos asociados al islam que resultan desconocidos en occidente. Umma es la concepción de comunidad o nación de musulmanes; se opone al concepto watan, territorio o nación histórica. Es algo así como la diferencia que existe entre identidad cultural y nación. La identidad cultural puede ser compartida por diferentes naciones y está por encima de las diferencias raciales; la nación está relacionada con el territorio y el establecimiento histórico de fronteras.

Hasan al-Banna, quien formó parte de una cofradía sufí durante algún tiempo, defendió siempre la unidad de la comunidad musulmana por encima de las cuestiones territoriales: al-islam, din-dawla o el islam, religión y estado.

El grupo, no obstante, también era férreo anticomunista. Esto les llevó a defender posiciones ultraliberales en lo económico, ganándose el apoyo de buena parte de la burguesía árabe, y a colaborar con occidente contra los intentos de la Unión Soviética de controlar la región mediante gobiernos títere.

En 1953, por ejemplo, el presidente Eisenhower los recibió en la Casa Blanca. Esta visita oficial era más que simbólica: recibió a los Hermanos Musulmanes durante su primer año de mandato, antes incluso que a presidentes de gobiernos aliados. En aquel momento, eran ya uno de los referentes occidentales en el mundo árabe.

Said Ramadan, un destacado líder histórico de los Hermanos Musulmanes, fue – con probabilidad – agente de la CIA o del M16 británico, encargado de proveer de fondos y equipo a la resistencia egipcia contra Nasser. En aquellos años, la alianza de Jordania, Siria y Egipto había provocado la Guerra de los Seis Días en la que Israel humilló al nacionalismo panárabe. Y Nasser, quien sería considerado un héroe de la Unión Soviética, se había alineado claramente a favor de las dictaduras comunistas y declarado guerra eterna a los judíos.

La posición pro-occidental de los Hermanos Musulmanes le valieron su casi exterminio en Siria. Sin embargo, su mensaje político seguía muy alejado de las democracias occidentales. De hecho, siempre han reivindicado el fin de la influencia occidental en la región. Su lema fue, a partir de esa época y hasta la actualidad, al-islam huwa al-hall o el islam es la solución.

Lo único que unió en el pasado a los Hermanos Musulmanes y occidente fue un enemigo común.  El panarabismo inspirado por Nasser se apoyaba en las ansias de revolución social de los pueblos árabes y gozaba del apoyo de la Unión Soviética. Se apoyaba en un derecho positivo, no estrictamente religioso. La Hermandad Musulmana rechazaba esta deriva comunista y defendía un modelo estrictamente islámico, defendiendo la hudud o parte de la ley islámica – conocida como sharia – dedicada a los delitos “religiosos” como el consumo de alcohol, la fornicación, el adulterio o la blasfemia; partidaria de la Qisas o ley del “ojo por ojo” y de los castigos corporales, en especial los latigazos (ochenta para las acusaciones no probadas de sexo ilícito), amputación (de mano en caso de robo) y lapidación (adulterio).  

Caído el régimen soviético era cuestión de tiempo que también se desmoronasen los regímenes árabes que, aunque en teoría no alineados, habían sido complacientes con los dictados de Moscú. Vieja alianza que, en parte, aún se niega a romperse del todo.

Entre los años setenta y ochenta, la Hermandad Musulmana desarrollo un “estado paralelo” en toda la región del Próximo y Medio Oriente. Un sistema social, sanitario y educativo, que cubría aquellas necesidades a las que no llegaba el Estado. Este modelo de organización, basado en la caridad y la formación religiosa, fue adoptado por Hamás en Palestina, organización a quienes muchos consideran el brazo palestino de los Hermanos Musulmanes.

Durante la década de los 90, se acusó a los Hermanos Musulmanes de los atentados contra objetivos turísticos en Egipto. Pero tras los atentados del 11 de Septiembre, los Hermanos Musulmanes condenaron la violencia y repudiaron públicamente a Bin Laden.

En la actualidad, aseguran que pretenden ser una fuerza política democrática, al estilo de la democracia cristiana europea. Esta declaración de intenciones no es creída por gran parte de la comunidad internacional. A pesar de ser la única fuerza organizada que podría conducir a la región hacia la democracia, existen numerosas incógnitas alrededor de este grupo, sobre su voluntad y objetivo último.

En primer lugar, la propia situación de Siria. A nadie se le escapa que los Hermanos Musulmanes están a favor del derrocamiento de al-Assad y apoyan a las guerrillas insurgentes. Una coincidencia más con occidente, mayoritariamente en contra del régimen sirio, pero que no deja de mostrar el carácter violento y paramilitar que esta organización – o algunas de sus facciones – puede  llegar a desempeñar en los conflictos árabes.

En segundo lugar, y quizás más determinante, sea el aumento de las incursiones en territorio israelí de Hamás desde que los Hermanos Musulmanes se hicieron con el control de Egipto.

Según varios medios israelís, los hermanos Musulmanes habrían pedido a Hamás que atacase Israel, facilitándoles también equipo militar. De hecho, hace pocos días, un escuadrón de Hamás se adentró treinta kilómetros en los territorios de la Franja de Gaza equipados con uniformes de camuflaje, chalecos antibalas y armamento y explosivos militares.

El futuro de los Hermanos Musulmanes está aún por escribir. Todos los esfuerzos de occidente se están centrando en apoyar el proceso egipcio y garantizar la estabilidad en el país. Una transición rápida hacia la democracia y una mejora de la situación económica de Egipto podría ser determinante hacia una transición de los Hermanos Musulmanes hacia posiciones más moderadas y democráticas. El fracaso en Egipto podría, también, reforzar las facciones más integristas del movimiento y provocar un aumento exponencial del islamismo en toda el área.

Europa duerme, como casi siempre, plácida y abstraída del mundo. Como si aquello que está pasando tan cerca de nuestras fronteras no fuera con nosotros. No es de extrañar, basta con darse cuenta de la pasividad hacia los propios problemas para comprender el grado de pasotismo de Europa hacia el resto del mundo, y en especial a los países árabes. El problema es que cualquier cosa que ocurre en el Próximo y Medio Oriente tendrá una rápida repercusión en Europa. Y en relación con los Hermanos Musulmanes, que nadie sea tan ingenuo de creer que es un fenómeno ajeno a Europa. La organización de los Hermanos Musulmanes también está presente en Europa, con especial estructura en Francia, Reino Unido y España.

 

Más partidos que electores

24/06/2012 1 comentario

En los últimos meses, asistimos a diferentes maniobras dirigidas a la formación de nuevos partidos políticos o referentes electorales. Equo lleva años luchando por crear una franquicia única que aglutine al heterogéneo movimiento ecologista español. Gaspar Llamazares, maltratado e incomprendido por sus compañeros, hace lo propio dentro de IU con la gestación de Izquierda Alternativa. Mario Conde quiere aprovechar su tirón mediático y la influencia que posee en Intereconomía para lanzar su propia candidatura política. Julio Anguita, ante la insistencia de tantos, accede a liderar un movimiento cívico que contribuya a la regeneración política de nuestro país. Los últimos escándalos que han salpicado a la corona, han impulsado el renacimiento de organizaciones republicanas, que ven en la sucesión el momento apropiado para hacerse oír y encontrar hueco en las instituciones. Muchas bocas para tan poco pan.

Que surjan movimientos cívicos en época de crisis es lo más natural – e incluso saludable – que existe. Toda crisis evidencia los errores pasados y evidencia las miserias de los partidos políticos que han tenido relación con el gobierno. Aunque resulte de Perogrullo, merece la pena recordar que para el crecimiento electoral de un partido es necesario que aquel que está o ha estado en el poder baje.

El bipartidismo es, además, uno de los peores males de nuestra democracia. Tanto por la corrupción de alimenta la alternancia política cómo por la polarización de la sociedad. Cuando alguien sabe que quien te sustituirá en el gobierno es el mismo al que hoy tu sustituyes, evitas airear las habitaciones del poder, no sea que cuando el regrese al gobierno haga lo propio contra los tuyos. A pesar de la teatralización que conlleva la política de partidos, los dos grandes, cuando saben que van a poder gobernar solos, se rascan la espalda mutuamente; hoy por ti mañana por mí.

Al no ser necesario negociar con nadie, el discurso se simplifica en un maniqueo ellos y nosotros. Simplificación que ni representa a la sociedad ni la beneficia, pues solo contribuye a la crispación, al uso de instituciones unas contra otras por razones electorales y un reduccionismo mental que impide ver más allá de los propios dogmas.

Esta carencia democrática de terceras vías alternativas a la hegemonía PP-Psoe es la que alimenta la necesidad de construir nuevos referentes políticos. Reivindicar posiciones ideológicas y cívicas no tenidas en cuenta por los grandes partidos, a la vez que se oxigenan las instituciones inyectando savia nueva.

Cabría objetar que existen partidos como IU o Upyd que pueden cubrir estos nichos electorales. Es cierto, al menos desde una perspectiva formal. IU puede representar perfectamente una izquierda más ambiciosa y crítica que la socialdemocracia, y Upyd podría lograr captar gran parte del voto de los huérfanos liberales. Sin embargo, ninguno de estos partidos ha logrado convertirse en verdadera tercera fuerza política.

IU logró un 6,92% del escrutinio en las últimas elecciones generales. Upyd alcanzó un 4,69% de los votos. Muy lejos de, por ejemplo, los Liberal Demócratas de Nick Clegg con un 23% de los votos en un sistema electoral mucho más injusto aún que el nuestro. Si nos comparamos con nuestros vecinos de Portugal, apreciamos que un candidato independiente logró un 17% en las Presidenciales, y en las legislativas, el tercer y cuarto partido subieron del 9% de los votos escrutados. En el Parlamento Europeo los liberales representan el 11,4% de la cámara y los verdes el 7,5%. Es decir, las terceras y cuartas vías en Europa casi duplican los resultados obtenidos por la tercera y cuarta fuerzas en España.

La ley electoral es injusta, pero mucho menos injusta que la del Reino Unido, lo cual no impidió el crecimiento de los Liberal Demócratas y la presencia en la Cámara de los Comunes de fuerzas nacionalistas, verdes e independientes.

La conclusión es inevitable: los partidos minoritarios no han sido capaces de convertirse en verdaderas terceras vías. Y no lo han logrado por sus propios errores. Es lógico que muchos, incluso Julio Anguita, que conoce a fondo estas organizaciones, busquen alternativas al fracaso de unos proyectos que quizás no tengan ya nada nuevo ni mejor que ofrecer a la sociedad.

Que los esfuerzos para lograr impulsar una verdadera tercera vía fructifiquen o no dependerá de dos cosas: el agotamiento del modelo bipartidista y los errores o aciertos que se comentan en el proceso de construcción de las nuevas y las viejas formaciones políticas. La batalla ya ha empezado. Que haya suerte, España necesita romper con el bipartidismo tanto cómo recuperar su salud democrática, necesitamos con urgencia un bloque alternativo que sustituya a IU, una presencia fuerte de los verdes vedy un gran partido liberal al estilo del que en su día encabezó Emma Bonino o el que actualmente lidera Nick Clegg. No lograr este objetivo equivale a consagrar la cleptocracia y el nepotismo que nos gobierna actualmente.

Bienvenidos pues los  Anguita y los López de Uralde. Los de antes y los de mañana. Son más necesarios que nunca. Esperemos también que, algún día, conozcamos al Nick Clegg o la Emma Bonina española, mientras tanto, muchos seguiremos siendo huérfanos en lo político.

Las Meteduras de Pata de García Margallo

El actual Ministro de Exteriores y Cooperación del gobierno de España ha logrado lo que nadie había logrado antes, que el conservador The Times hable de “choque militar” entre el Reino Unido y España. Otro gran éxito de su gestión.

En los meses que lleva al frente de la diplomacia española, García Margallo ha logrado enfrentarnos a uno de nuestros mejores y más leales amigos. Amén de otros prodigios como el de Argentina o Bolivia, y las evidentes tensiones con Italia.

La prensa conservadora española guarda silencio y evita que las noticias sobre los ridículos en el exterior que está protagonizando este gobierno lleguen a conocimiento de la opinión pública. Recuerdo cuando cualquier estornudo mal dado por parte un gibraltareño termina en portada de los periódicos más derechistas. Siempre me ha repugnado el uso partidista que ha hecho la derecha del patriotismo.

Lo que no termino por comprender es la pasividad de los partidos de la oposición. ¿A caso no leen nuca la prensa ni saben que es lo que ocurre más allá de las luchas internas de sus partidos? No comprendo como la oposición no ha pedido la comparecencia de García Margallo en la Comisión del Congreso y no le han puesto mirando hacia Cuenca.

Siempre he defendido que la política exterior debe ser tema ajeno a las luchas partidistas. Por eso, me resisto a comentar las cuestiones de este orden. Pero todo tiene un límite. En primer lugar, porque la actuación del gobierno cae en la más absoluta insensatez; y en segundo término, porque la política exterior debe estar pactada con las principales fuerzas políticas, algo que no es el caso.

García Margallo es hombre de centro, dialogante y buen parlamentario. Lo he dicho ya en alguna ocasión en este blog: es el mejor de todos los Ministros de este Gobierno. Y ese es nuestro problema.